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De WIAragón
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Elena García Armada, es una ingeniera industrial española, la cual después de 18 años dió un giro a su carrera al conocer a Daniela, una niña tetrapléjica.

Elena recibió el grado en Robótica de la Universidad Politécnica de Madrid en 2002. Ha sido estudiante visitante en el MIT Laboratorio de pierna, en 1998 y en el Laboratoire d'Automatique de Grenoble en 2001. Actualmente es científico titular como miembro del Grupo de Robótica Móvil y Servicio, un laboratorio de investigación que desde 1990 se concentró en el diseño, desarrollo y control de robots con patas. Ha participado en diversos proyectos de investigación: cuadrúpedos locomoción ágiles.

        •	Exoesqueletos de extremidades inferiores y órtesis activas
        •	La estabilidad dinámica de robots que caminan
        •	La adaptación de la marcha de terrenos complejos y con perturbaciones ambientales
        •	Activo en el cumplimiento de robots andantes
        •	Nuevos actuadores para robots de campo y de servicios

Elena una ingeniera industrial en el Centro Autonómica y Robótica (CSIC-Universidad Politécnica de Madrid, UPM), aparcó el diseño de robots orientados a la industria y centró su trabajo en la fabricación de dispositivos concebidos para facilitar la vida a determinados colectivos. Hoy en día dirige el equipo pionero en fabricar un exoesqueleto biónico que permite sanar a niños sin movilidad en las piernas. El prototipo fue testado por la propia Daniela, pero aún no ha salido del laboratorio porque no hay financiación para su comercialización. Elena sigue desarrollando nuevos exoesqueletos para niños con atrofia muscular espinal, una enfermedad degenerativa sin cura.

Es un robot, que pesa unos 9 kilos, con forma de una especie de pantalón-peto mecánico que cubre hasta el torso. Cuando alguien se lo pone, hay una integración entre la persona y el robot. La persona decide qué quiere hacer (caminar, sentarse, levantarse) y el exoesqueleto lo interpreta y la hace moverse. Con él, personas sin movilidad en sus piernas a causa de un accidente o una enfermedad pueden caminar. Esto se agrava en los niños con enfermedades degenerativas neuromusculares que provocan una pérdida progresiva de masa muscular. Por eso muchos no llegan a cumplir los 20 años. Su idea es que este aparato sea asequible para todos, que las familias no tengan que comprarlo, sino que estuviese cubierto por el seguro. Pero por ahora no es posible, ya que costaría unos 50.000 euros.